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Caminos de Ronda

La Costa Brava cuenta con 220 km de costa lineales que se pueden recorrer casi en su integridad caminando a ras de agua. Eso es gracias a los “Caminos de Ronda”, unes antiguas vías utilizadas durante siglos por pescadores y patrullas de vigilancia que se intercalan con senderos de montaña para atravesar los acantilados de la abrupta costa. El primero de estos senderos que tomó forma de camino para disfrutar del entorno es el de la urbanización de s’Agaró. Justo ahora se cumplen 100 años, en 1916, el industrial gerundense Josep Encesa compró los terrenos de encima de la “Punta d’en Pau” para construir una casa para el verano que se convirtió en urbanización. El diseño corrió a cargo del prestigioso arquitecto modernista Rafael Masó, discípulo de Antoni Gaudí. En esta urbanización se proyectó la integración de un espacio público bordeando el mar para disfrutar del patrimonio paisajístico entre tierra y mar.

El camino que le proponemos empieza en la Taverna del Mar, en la playa de Sant Pol de Sant Feliu de Guíxols. La Taverna, que ahora es un restaurante, antes eran los “Baños de s’Agaró”. Al lado todavía están las particulares casetas de colores para cambiarse, que dejaremos atrás para iniciar la ruta hacia el camino de ronda. Justo al lado del control de acceso de la lujosa urbanización y pasando por debajo del Hostal La Gavina se inicia el recorrido ante el mar ya en el término municipal de Platja d’Aro. El paseo que lleva el nombre de Josep Encesa, está perfectamente habilitado y adecuado para todo tipo de públicos. Es de los tramos de camino más acomodados de toda la costa. Enseguida subimos unas escaleras que nos llevan al mirador de Punta d’en Pau, una magnífica balconada que domina la playa de Sant Pol. Solamente unos metros después encontraremos una edificación bastante peculiar, una loggia de estilo brunelleschiano, construida por Rafel Masó en los jardines de la Senya Blanca, la casa de la familia Encesa.

La belleza de las aguas cristalinas entre las rocas es más accesible que nunca. Bajo el camino vamos dejando bellas calitas como Cala Pedrosa, conectada con el paseo por unas escaleras. Pasando este pequeño espacio ya divisamos la cúpula y las columnas de un mirador muy característico que da entrada a una plaza. Este mirador es de parada obligada para todos los enamorados.

Si seguimos el camino por debajo de las lujosas casas vamos divisando la inmensidad del mar y la belleza de las rocas envueltas de flora mediterránea. Debajo se ven pequeñas escalinatas que llevan a viejos embarcaderos. Sin demasiada dificultad y a los pocos minutos, el amplio camino nos lleva hasta la escalinata de Sa Conca, que nos permite llegar hasta la arenosa playa. En medio de la arena, un islote divide este bello paraje.

El recorrido de vuelta se puede hacer por el mismo camino o por dentro de la noble urbanización presidida por una bonita iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza de S’Agaró.

 

 

Photo:
Jordi Mas, Ajuntament de Castell Platja d’Aro.