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Costa Brava

La Costa Brava es una suma de sensaciones y contrastes. Son más de 200 quilómetros de franja marítima de lo más diversa, con una gran alternancia entre amplias playas y pequeñas calas rodeadas de vegetación y acantilados rocosos. Al norte, la Costa Brava empieza justo en la frontera con Francia, en el municipio de Portbou, con un litoral lleno de piedras y barrancos.

El final es justo a la inversa, con la fina arena de la playa de Blanes. Sin embargo, el degradado entre norte y sur no es progresivo, ya que los cambios entre arena y piedra, naturaleza y civilización, historia y vanguardia, son constantes. Gracias a su complicada geología, abrupta y rocosa, se han preservado muchos paisajes intactos de gran belleza natural y con poca presencia urbanística. El perfil agreste de las rocas y acantilados, así como los pinares que llegan casi hasta el mar, dotan a este paraje de una personalidad única.

Destino único con mar, montaña, cultura, historia y gastronomía al alcance

Íberos, griegos y romanos descubrieron la riqueza de esta tierra hace siglos, tal como refleja el yacimiento de Ampurias. Las antiguas ciudades de Emporion, para los griegos, o Emporiae para los romanos, fueron la puerta de entrada de las culturas clásicas a la península ibérica. Los restos conservados son un privilegiado testimonio de ello. El románico ha dejado también auténticas joyas arquitectónicas, como el monasterio de Sant Pere de Rodes. Con la llegada de la Edad Media, las fortalezas y los pueblos medievales marcaron la geografía del territorio. También el legado judío, con la Judería de Girona como uno de sus máximos exponentes, y que sigue hoy como si los siglos no hubieran pasado. Las grandes obras del modernismo han marcado también la identidad de estas comarcas y de su gente.

En el ámbito artístico, la huella surrealista de Salvador Dalí se merece una mención aparte. El genio ampurdanés ha dejado un legado impagable en estas tierras, y su obra sigue atrayendo a cientos de miles de visitantes cada año. Para vivirlo, se ha creado un Triángulo Daliniano integrado por el Teatro-Museo en Figueres, la Casa-Museo de Portlligat y el Castillo de Púbol.

No obstante, Dalí no es ni mucho menos el único icono mundial de la creatividad que ha dado estas tierras. A nivel gastronómico ha tenido lugar un fenómeno inédito en el mundo. En sólo una década de diferencia, dos restaurantes de la Costa Brava han sido nombrados los mejores restaurantes del planeta. El Bulli de Ferran Adrià marcó el camino desde la Cala Montjoi de Roses, y actualmente los hermanos Roca del Celler de Can Roca de Girona están al frente de esta clasificación global que otorga la prestigiosa revista británica Restaurant Magazine. En la provincia de Girona actualmente hay trece restaurantes reconocidos con estrellas Michelin.

La gastronomía tiene un papel destacado en la Costa Brava, como también la cultura del vino y del cava. La tradición vitivinícola tiene más de 2.500 años de historia en estas tierras.

La Costa Brava disfruta de una amplia diversidad natural. En el territorio hay cuatro parques naturales, uno de los cuales, el Cap de Creus, fue el primer espacio terrestre y marítimo protegido de Cataluña; en el interior, el parque natural del Montseny ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco. El Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà y el Parque Natural del Montgrí, las islas Medas y el Bajo Ter completan estos escenarios de gran valor biológico. Una tercera parte de la Costa Brava y el Pirineo de Girona es espacio natural protegido.

De playas hay para todos los gustos, desde las grandes bahías de arena fina, con todos los servicios habidos y por haber, a pequeñas calas escondidas entre los acantilados y la vegetación, solamente accesibles por mar o por pequeños senderos y libres de aglomeraciones.

Los cambios entre arena y piedra, naturaleza y civilización, historia y vanguardia, son constantes

Los contrastes geográficos también existen en los pueblos del litoral. Las pequeñas poblaciones de tradición marinera se mantienen prácticamente intactas al lado de las grandes poblaciones turísticas. Entre las aldeas de pescadores más bellas está la de Cadaqués, en pleno corazón del Cap de Creus, o Calella de Palafrugell, al centro de la Costa Brava. En cuanto a las grandes poblaciones con mayor número de turistas, plazas hoteleras y más movimiento, tanto de día como de noche, destacan Roses al norte, Platja d’Aro en el centro y Lloret de Mar al sur.

Girona es la capital de la zona, la ciudad más grande. Es una localidad bien comunicada, situada a medio camino entre la costa y los Pirineos, que alardea de ser una de las ciudades del país con mejor nivel de vida. Dispone de una gran oferta cultural, gastronómica, monumental y también comercial.

Los veranos en la Costa Brava tienen banda sonora propia. A ras de mar se celebran todo tipo de festivales y conciertos, desde los que traen primeras estrellas de la música mundial, como el Festival de Cap Roig o el Festival de Peralada, a otros más tradicionales y de música local, como la cantada de Habaneras de Calella de Palafrugell, que este año celebra su 50º aniversario. Si existiera un ranquin de puntos de interés cultural por quilómetro cuadrado, las comarcas de Girona ocuparían seguramente un lugar destacadísimo.

En cuanto a los alojamientos, en la Costa Brava se pueden encontrar toda clase de opciones, desde la oferta hotelera convencional, donde destacan los pequeños hoteles familiares y con encanto, los hoteles de vacaciones, los de turismo rural y, como no, también apartamentos turísticos y cámpines.

Para los más inquietos, un modo de descubrir el paisaje espectacular de la Costa Brava es practicando deportes como el senderismo o el cicloturismo, que se ordenan a través de redes de caminos señalizados como las vías verdes o los caminos de ronda que bordean la costa gerundense. Esta es tierra también de ciclismo de carretera. Desde que Lance Armstrong viniera hace más de una década a vivir aquí para entrenarse, han sido decenas los profesionales que se han establecido en estas tierras. Alguno de ellos, como el escocés David Millar, incluso se ha quedado a vivir una vez retirado de la élite. Para los amantes del golf, el PGA de Caldes de Malavella está considerado el mejor campo del país. Este último año fue finalista para acoger la Ryder Cup de 2022, la competición más prestigiosa del mundo en este deporte. El buen clima permite realizar actividades durante todo el año y en los escenarios naturales más singulares, desde la alta montaña hasta el mar.

En la Costa Brava se puede caminar, nadar, pedalear, correr, comprar, descansar, e incluso en pocos quilómetros, esquiar. Se puede hacer de todo o simplemente no hacer nada, pero hay que vivirla.